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Aunque sea traicionero como el vino,
nada conseguirá el jactancioso:
abre sus fauces como el reino de los muertos,
es insaciable como la muerte,
se apodera de todas las naciones,
y pretende acaparar todos los pueblos.
Pues bien, todos los pueblos
lanzarán contra él sátiras,
sarcasmos y adivinanzas. Dirán:

Canción de los cinco ayes

¡Ay del que acumula lo que no es suyo!
¿Hasta cuándo amontonará
prendas de empeño para sí?
Cuando menos lo esperes
se presentarán tus acreedores,
surgirán quienes te exijan lo suyo
y te convertirás en su botín.

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